El Jinete Polaco

Dog, Siod, Brausen, Elohim, quienquiera que no seas y dondequiera que no estés, señor de las bestias y de los gusanos, legislador de océanos y muchedumbres aniquiladas de hombres, dueño insensato de la ironía y de la destrucción y del azar, tú que la hiciste a la medida exacta de todos mis deseos, que modelaste su cara y su cintura y sus manos y tobillos y la forma de sus pies, que me engendraste a mí y me fuiste salvando día a día para que me hiciera hombre y la necesitara y la encontrara, (...) no permitas que ahora la pierda, que me envenene el miedo o la costumbre de la decepción, guárdala para mí igual que guardaste a sus mayores para que la trajeran al mundo, (...) y si a pesar de todo me la vas a quitar, no permitas la lenta degradación ni la mentira, fulmíname en el primer segundo del primer minuto de rencor o de tedio, que me quede sin ella y sufra como un perro pero que no me degrade confortablemente a su lado, que no haya tregua ni consuelo ni vida futura para ninguno de los dos, que las manos se nos vuelvan ortigas y tengamos que mirarnos el uno al otro como dos figuras de cera con los ojos de cristal, pero si es posible, concédenos el privilegio de no saciarnos jamás, alúmbranos y ciéganos, dicta para nosotros un porvenir del que por primera vez en nuestras vidas ya no queramos desertar.

Aquele que é para mim o melhor romance de todos os tempos chama-se El jinete polaco (O cavaleiro polaco, na versão traduzida) e termina com a mais bela declaração de amor que alguma vez vi escrita, a que acabou de vos deixar sem fôlego, se a leram até ao fim. É, além disso, uma ode ao amor eterno, coisa rara por estes dias. Dedico-a a um par de amigos, muito especial, que anunciaram há pouco a sua intenção de juntarem os trapinhos. Já ofereci este texto a outra mulher, que nem sempre acredita que pretendo cumprir este voto, dedico-o também, mais uma vez, a ela.

Desculpem a lamecha, mas ninguém disse que os arrumários só tinham coisas fáceis.

Vão passando por cá, que a coisa há-de melhorar.

PS: El Jinete Polaco é do escritor espanhol Antonio Muñoz Molina. Se quiserem lê-lo, comecem por um outro romance do mesmo escritor, que é uma espécie de "primeira parte", chamado Beatus Ille.